viernes, 28 de marzo de 2008

DEZPERADOZ “An Eye For An Eye”

(AFM / Avispa)

Alex Kraft y su banda de pistoleros vuelven a escena desde Alemania para transportarnos con su western-metal al salvaje oeste de finales del siglo XIX y contarnos la oscura historia de un conflictivo joven que responde al nombre de Hank. En este caso y respecto a su anterior trabajo de hace un par de años, “The Legend And The Truth”, han endurecido un poco más su sonido de base, aunque manteniendo intacta esa original mezcla de banda sonora de spaghetti western y heavy metal potente y, ¿por qué no?, en ocasiones divertido. Un sonido que una vez más está pulido desde los botones y las regletas por el propio Kraft que además de cantar, tocar la guitarra y componer, se ha hecho cargo de la producción junto Thomas Lichtenwalter y al mago Dennis Ward que en esta ocasión sólo participa en este apartado. Los otros dos elementos que completan la formación son el bajista Alex Wigand y el batería Markus Kullman consolidando una rocosa y potente base rítmica. En cuanto a los temas los hay directos y afilados, rozando el thrash, como “Hate” que ataca con su punzante y directo estribillo tras el inicio a modo de intro típicamente del oeste de “Eye For An Eye”, mientras que “Wild Bunch” y “Wild Times” me resultan más oscuras y monocordes, y “Here Comes The Pain” más a lo Metallica del álbum negro suena como un cañón contando con la participación de Tom Angelripper bajista y cantante de Sodom. Más cercanas al western la buenísima y directísima “Days Of Thunder” que podría servir perfectamente de fondo musical de cualquier duelo al sol, la más lenta rozando la balada y con aires a The Cult “Give Up”, al igual que “May Heaven Strike Me Down” donde la entonación de Kraft recuerda mucho a la de Ian Atsbury. En cualquier caso hablar de The Cult como influencia o similitud, sin duda nos lleva a pensar en The Doors como un paso anterior, y se refleja en la fiel versión que se marcan de “Riders Of The Storm” uno de los clásicos de la banda de Jim Morrison. El final es algo extraño y desconcertante, con “When The Circus Comes To Town” con un carrusel circense marcando el tiempo dentro de un corte más siniestro en el que parece que en cualquier momento puede aparecer un payaso asesino, seguida por “A Tooth For A Tooth” que parece una segunda parte de la inicial que da título al disco con sus mismas tesituras, y que curiosamente, en lugar de cerrar definitivamente el trabajo da paso a la cachonda “25 Minutes To Go” que parece una especie de bonus track marchoso de saloon del oeste. Original final, para un original y potente trabajo que confirma las buenas sensaciones que ya nos dejaron Dezperadoz con su anterior obra.

Mariano Palomo

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