miércoles, 23 de enero de 2008

STONERIDER “Three Legs Of Trouble”

(Trustkill Records / Masterplan)

Bebiendo de las fuentes más clásicas del rock setentero, pero en pleno siglo XXI ponen en circulación su trabajo de debut estos cuatro chicos de Atlanta llamados Stonerider. La estética de su portada al igual que su nombre ya dan una idea clara de por donde pueden ir los tiros de este “Three Legs Of Trouble”, y en cuanto empieza a sonar su primer corte “Rush Hour, Baby” ya no hay duda posible, con un sonido de guitarra afilado y pesado que da entrada a un frenético ritmo de batería que hace que muevas el pie sí o sí. La áspera voz de Matt Taner araña el muro de sonido formado por el batería Jason Krutzky y el bajista Cham Champagne, mientras que el propio Taner y Neil Warren se encargan de disparar riffs sin tregua, logrando un sonido lo suficientemente sucio para ser creíble y lo suficientemente limpio y sólido como para no saturar. A lo largo de los diez temas del disco muestran su claras influencias clásicas, aunque con algún giro más actual de bandas como Guns N’ Roses o The Black Crowes; así en “Back From The Dead” el espíritu Hendrix sobrevuela sus sonidos de guitarra, mientras en “Rumble Down” es Jimmy Page el que parece haberse hecho presente con su Gibson. Las influencias AC/DC también se hacen notar con el riff inicial de “Juice Man” aunque luego el tema sigue una onda más garajera, y en la directa “Wild Child” con uno de los estribillos más claros del trabajo, junto a “Breakout” que es bastante sencilla pero efectiva. Más actuales suenan “Hair Of The Dog”, bastante macarra con una provocadora letra y con el siempre resultón recurso del cencerro en la percusión que le da un rollo muy curioso, y “Bite My Tongue” que me recuerda a los australianos Jet. Una de las que más me ha llamado la atención ha sido “Bad Lovin’ Never Felt So God”, menos directa pero más completa compositivamente con mejores juegos de voces y guitarras y con un gran trabajo de batería y bajo. El cierre viene con “Shut My Mouth” donde me recuerdan a unos Thin Lizzy más sucios en sus guitarras, pero sonando bastante bien y poniendo un buen broche a este disco que podría haber salido hace treinta años, y que sin descubrir nada del otro mundo sirve para pasar un buen rato a base de rock añejo. Stonerider pueden ser, valga el juego de palabras, la respuesta americana a los británicos The Answer.

Mariano Palomo

martes, 22 de enero de 2008

ACTION “Action”

(Frontiers / Mastertrax)

Nuevo proyecto del sello melódico (cada vez menos) Frontiers, inspirado en la banda americana Action, liderada por el guitarrista David Chip Ramos. Es curioso, pero Action se formó como grupo en 1985. Según dice Chip, después de muchos años en el anonimato musical ahora es el momento de mostrarse. Se han inspirado en bandas como Quiet Riot, Firehouse o King Kobra para conseguir un disco clásico de hard rock USA con buenas melodías, finas guitarras y juegos vocales. Después de Más de veinte años de historia, se puede considerar como el debut discográfico de Action. En su mente, recuperar el glorioso momento del hard rock americano de los 80. De la formación original se mantienen el guitarrista y compositor Chip Ramos y el vocalista Jack Marques. Por temas, “Without Your Love” sea la canción más hit e intensa del trabajo. A veces me recuerdan a Ted Poley en las voces o a los Slaughter en determinadas composiciones. Otro buen corte es “Someday”, intensa y muy melódica. La más rockera “Here In My Herat” se muestra más poderosa, mientras que "Destiny" es más pegadiza, una canción ideal para las radio hard rock USA que tanto gustaban en los 80. Otras buenas canciones son “Loveless”, en la línea melódica de los Extreme o Firehouse, o la estupenda “Heaven Tonight”, un medio tiempo emocionante con gran base de teclados y buenas guitarras. Podemos considerar este primer trabajo de Action como una especie de revival, de vuelta a los sonidos hard rock del pasado. No se cortan a la hora de recordar a sus grupos referencia, incluso de imitarles por momentos. Con un guiño nostálgico, a los que amamos este tipo de música no nos importa lo más mínimo.

Jesús “Nono” García

INDIGO DYING “Indigo Dying”

(Frontiers / Mastertrax)

Primer trabajo en solitario del grupo de hard rock formado por la gran vocalista Gisa Vataky llamado Indigo Dying. Desconocida por el gran público, esta voz privilegiada ha cantado para Andrea Bocelli, Plácido Domingo o Meat Loaf entre otros. Sus recursos vocales y su versatilidad son extraordinarios. Con Frontiers ha publicado su trabajo homónimo, producido por Fabrizio Grossi y con un buen número de colaboraciones como Michael Kiske, John Macaluso, Tommy Denander o Mark Boals entre otros. Básicamente Indigo Dying podría definirse como un proyecto de hard rock gótico melódico. Como es obvio, la protagonista del trabajo es Gisa, que confirma todo su talento vocal, arropada por Michael Kiske en la orquestal “Breathe In Water” y por Mark Boals en “Shattered Life” (mucho más directa y hard rock). Mientras que John Macaluso a la batería y Fabrizio Grossi al bajo y teclados cumplen, el trabajo de guitarras de un tal Mordecai Hauser es deficiente y mediocre, arruinando bastantes expectativas del disco. Con todo, Indigo Dying ofrece desde canciones de metal clásico (“Better”, “Fair Enough”), cortes de hard rock clásico con guiños modernos (“All I Ever Wanted”, “Shattered Life”) y también buenas piezas orquestales (“Breathe In Water”, “Superman”). Un disco ecléctico y diferente al catálogo habitual de Frontiers. Sin duda, Gisa es una gran voz, capaz de llegar a todos los registros e interpretar todo tipo de música. Pero con Indigo Dying necesita definir mejor qué quiere hacer, y sobre todo elegir mejor otro guitarrista. Por último, destacar la producción de Fabrizio Grossi y la portada del disco, sencillamente espectacular.

Jesús “Nono” García

miércoles, 16 de enero de 2008

SAINT DEAMON “In Shadows Lost From The Brave”

(Frontiers / Mastertrax)

Con este disco me ha pasado algo curioso. Cuando lo escuché las dos primeras veces me pareció que ya lo había escuchado antes, algo que me echaba un poco para atrás por lo que tiene de poco original y sorpresivo, pero a base de darle más vueltas en el reproductor me ha parecido un trabajo de lo más digno e interesante. Podríamos decir que este debut discográfico de Saint Deamon es una especie de catálogo o muestrario de los sonidos más representativos del metal melódico de los últimos años, barnizados con una gran producción y una pequeña capa de contemporaneidad, que no de modernismo estéril que por desgracia tanto abunda. No extraña tanto el sonido del disco viendo cual es el germen de la banda, originado por el núcleo creativo de Dionysus (que nos han dejado tres interesantes álbumes hasta la fecha), Ronny Milianowicz (batería), Nobby Noberg (bajo) y Toya Johanson (guitarra), además del experimentado productor Jens Bogren. La guinda del pastel la pone el vocalista noruego Jan Tore Grefstad que confirma las buenas sensaciones dejadas con su voz en los discos de Highland Glory, aportando potencia y profundidad a las buenas composiciones de Ronny que ha trabajado con gente de Hammerfall, Primal Fear, Ride The Sky, Edguy o Sinner entre otros, y cuyas influencias, además de algunas otras, se dejan notar a lo largo y ancho del disco. Tras la intro “The Exodus”, se abre el fuego con la potente “My Judas” de elaborada instrumentación, punzantes riffs y melódica línea vocal, un poco a lo Hammerfall; aunque eso sí, bastante menos que “Ride Forever” que parece directamente extraída de la discografía del grupo del martillo, con un clarísimo estribillo y que tiene pinta de estar pensada primordialmente para el directo. El tema título “In Shadows Lost From The Brave” tira más de doble bombo power metalero al uso y se adorna con buenas voces y guitarras más cercanas a Helloween o Edguy, cuya alargada sombra está bastante presente en otros cortes como “Black Symphony” que se queda un poco a medias, “The Brave Never Bleeds” con tintes más épicos, o en la destacada “Run For Your Life” que comienza relajada para ir creciendo con un muy buen estribillo y poner el cierre al álbum. Un tema éste último que podría haber sido elegido como primer single, pero en su lugar lo ha sido “My Heart”, el corte más actual que puede recordar por momentos a Dream Evil o a Heed y que ha acabado convenciéndome con su carga dramática y buenos arreglos, y eso que no me ha entrado por la vista con el soso vídeo que la acompaña y que se incluye en el disco. Además la voz Grefstad me recuerda a la de Tony Harnell en sus subidas, algo que se acentúa sobremanera en la lenta e intensa “My Sorrow” en la línea de temas como “End Of The Life” o “Child’s Play” de la mejor etapa de sus paisanos TNT, no en vano el vocalista colaboró con Le Tekro en su banda Wild Willy’s Gang. Entre medias quedan cortes más monótonos como la espesa y pesada “The Burden”, la más estridente “Deamons” que a pesar de sus buenas voces no acaba de convencerme, y caso aparte es el de “No Man’s Land” que parece querer aglutinar la filosofía del grupo y que sería de lo mejor del disco de no ser por un brusco y desatinado cambio de ritmo en su parte central que corta todo el rollo de una composición alegre, pegadiza y recordable, que se cargan con ese experimento. Estos tres cortes, junto con la falta de originalidad hacen que baje algo la nota del disco, pero en cualquier caso está bien ejecutado y producido y creo que gustará a los seguidores de las bandas citadas.

Mariano Palomo

martes, 8 de enero de 2008

LEVERAGE “Blind Fire”

(Frontiers / Mastertrax)

Siguiendo la interesante estela de “Tides”, su trabajo de debut que además aprovechan para reeditar en estos días, los fineses Leverage nos ofrecen su segunda entrega con diez cortes de buen hard / metal melódico. Con un cuidado sonido, sin enrevesarse en exceso y con unas líneas vocales suaves e intensas, este quinteto consigue crear temas que en general me recuerdan a unos Masterplan en su vertiente más melódica, con buenas composiciones, aunque algo faltas de garra y chispa en algunos momentos. El responsable de las tareas vocales en el grupo Pekka Heino tiene claros guiños en su forma de interpretar los temas al gran Jorn Lande, y aunque sin el carisma ni la fuerza de este, sí consigue buena parte del protagonismo en el sonido del grupo, junto al teclista Marko Niskala que luce y mucho a lo largo de la obra, dejando más en segundo plano el trabajo de los guitarristas Tuomas Heikkinen y Torsti Spoof que curiosamente también son los productores del disco. Por su parte el batería Valtteri Revonkorpi y el bajista Pekka Lampimen cumplen correctamente su labor sin alardes ni altibajos. Unos altibajos que tampoco se aprecian en el desarrollo de las canciones, todas de similar calidad, con lo que ello tiene de positivo en lo que a homogeneidad se refiere y de negativo por lo plano que puede resultar en algunas fases. Desde el inicio con “Shadow In The Rain” los recuerdos a Jorn y Masterplan se hacen presentes, un tema de los más directos del trabajo con cierto toque épico y que supone un buen punto de arranque. Le suceden “King Of The Night” en la que se acentúa el predominio de las teclas de Niskala dando un cierto aire a lo Magnum que también se observa en “Stormchild” sobre todo por el timbre de voz de Heino que se acerca al de Bob Catley, y donde está perfectamente arropada por los buenos coros de Torsti Spoof creando uno de los cortes más destacados del disco. Tampoco está mal “Sentenced” en una línea más pesada en el tratamiento de guitarras y con uno de los mejores solos del disco que adornan una poderosa composición, a la que sigue “Hellhorn” la más extensa de la decena y que en sus más de seis minutos muestra de nuevo el lucimiento vocal de Heino acercándose al dramatismo interpretativo que sugieren las saturadas guitarras de Heikkinen y Spoof y el ambiente cercano al gótico que consigue Niskala con sus omnipresentes teclados. Otros de los temas que más me han gustado han sido “Mister Universe”, con mayor dinamismo y alegría en su ritmo y con unas estrofas brillantes y directas acompañadas de unas guitarras más limpias y presentes, y la más relajada “Don’t Touch The Sun”, recordando de nuevo a los primeros tiempos de Magnum en su sonido y creando un bonito medio tiempo que va creciendo en intensidad en su desarrollo. Vuelve a acelerarse el ritmo con “Run Down The Hill” con unos curiosos sonidos de guitarra y teclados que bien podrían firmar los Cornerstone de Doogie White, y con “Heart Of Darkness” que empieza tranquila pero que enseguida rompe en un directo y cuidado estribillo que se queda a la primera. El cierre definitivo lo pone “Learn To Live” en clave de balada de comienzo acústico que se intensifica con la entrada de afiladas guitarras logrando otro de los solos destacados del disco y que sirve como magnífico broche final de este disco que supone un paso adelante en la evolución de este interesante combo nórdico.
Mariano Palomo

jueves, 3 de enero de 2008

BARÓN ROJO “Desde Barón A Bilbao”

(Santo Grial Records)

Ya era de hora de que Barón Rojo tuviera suerte, aunque fuera por una vez, con las compañías de discos. Este lanzamiento es la prueba de que no es tan difícil trabajar con un poco de cuidado y de profesionalidad. La presentación del digi-book es inmejorable, vienen todas las letras, hasta las de las versiones en inglés, y un álbum de imágenes que para qué contar. Impagable la foto de Carlos y Armando de niños practicando el tiro al blanco. Y vienen muchas más en los extras del DVD, junto a una entrevista, y un making off. En resumen, todo lo que es habitual en estos casos, pero con Barón es la primera vez que ocurre. Acostumbrados a la cutrez y a las chapuzas, me pregunto si se han acabado de hacer a la idea de por fin las cosas les han salido bien. En cuanto al contenido, que a la postre es lo que de verdad importa, nos encontramos con la doble versión, en audio y en vídeo, del concierto celebrado en Bilbao en Agosto pasado, del que ya dimos cumplida cuenta en su momento. Las gentes del lugar se volcaron en una noche que olió a suspensión desde horas antes. Como podemos ver por nosotros mismos, los bilbaínos son duros de pelar y no se acojonan por “un poco” de lluvia. Para la posteridad quedan plasmados su aguante y su incondicional fidelidad al rock. Como recompensa de los cielos, mientras duró la actuación el agua dio bastante tregua, sólo volvió a caer a ratos y más bien poca, aunque al ver las imágenes no lo parezca, porque la gente está calada ya hasta los huesos, y cuando las cámaras enfocan a las luces da la impresión de que llovía mucho más. Los barones se dejaron la piel para intentar estar a la altura de su público, y ni la mala pata de que se les rompiera el pedal de la batería se lo pudo impedir. Precisamente uno de los pocos retoques que hay es que se suprimió la versión de “Crossroads” que tocaron sin batería para dar tiempo a que Jose arreglara el desaguisado. Eliminar algo así parece bastante lógico. Por el resto, no recuerdo nada importante que se diferencie de lo ocurrido aquella noche. El repertorio fue el habitual de Barón desde la aparición de “Ultimasmentes”, presentando canciones nuevas como “Hombre de las Cavernas” o “Caballo Desbocado”, junto a sus grandes clásicos que no merece la pena ni mencionar. Recuperaron para la ocasión temas que llevaban no ya años, sino lustros sin tocar, las geniales “Bajo Tierra” y “Vampiros y Banqueros”, las grandes sorpresas de la noche, configurando un recorrido casi completo por la amplia discografía de la banda. Todos los músicos se encuentran en plena forma, el sonido es inmejorable, y ningún instrumento queda más alto que otro. Sólo Armando mete algo la pata al final, al ser totalmente incapaz de romper su guitarra por más hostias y patadas que la mete. Es todo tan perfecto, que resulta difícil de entender que Ángel Arias estuviera ya en esos momentos considerando la posibilidad de marcharse. Aunque Armando y Carlos se olían lo que se avecinaba, nada en ningún segundo del DVD lo hace suponer. Con la tremenda profesionalidad de los cuatro, se consigue transmitir una cohesión y un buen rollo que todos nos habríamos creído de no haber llegado la fractura apenas un mes después. No es nuestro cometido buscar culpables ni ahondar en la herida buscando el morbo. Ángel y Jose ya han explicado públicamente sus razones y con eso es suficiente. Si Barón Rojo sobrevivió a dos de sus miembros fundadores, perfectamente lo puede seguir haciendo ahora. En la práctica, más que la celebración de un aniversario del grupo, este trabajo ha resultado ser el documento histórico que sirve de homenaje a la que, sin duda, ha sido su mejor formación en los 18 años transcurridos desde la separación de la original.

Nacho Jordán

SEVEN TEARS “In Every Frozen Tear”

(Frontiers / Mastertrax)

Nuevo ejemplo de banda prácticamente adolescente venida desde las frías tierras escandinavas y que son capaces tras unos pocos años de rodaje con sus pertinentes cambios de nombre, miembros y estilos, de crear a finales de este 2007 un disco más que digno como carta de presentación oficial al gran público europeo. En este disco de debut se observan buenas intenciones, más instrumentales que compositivas, y quizá se nota un poco la bisoñez del quinteto a la hora de definir su estilo, algo que está bien por lo que tiene de apertura musical a distintas experiencias y sonidos sin encasillarse, pero que les falta rematar con más temas redondos, ya que creo que a veces quieren hacer tantas cosas a la vez que acaban por perderse y embarullarse, por eso decía que encontraba mayor brillantez instrumental que compositiva. Y es que ciertamente en bastantes pasajes del disco se observa una notable capacidad técnica en todos los componentes del grupo, y en algunos casos, sobre todo en la primera parte del disco son capaces de unir su talento para crear muy interesantes piezas. Caso de “Twist Of Faith” o “Hollow Ground”, power melódico bien ejecutado, directo y para nada machacón; algo que por desgracia si desluce otros cortes como “Prayer For The Dying”, “Dream Of Sanity” o “The Story Untolds”, a pesar del buen trabajo en los solos del guitarrista Jonathan Carlemar. Giro más melódico y hard rockero con “Faded Memory”, “Reflections” o “Sorrows”, todas de buenos estribillos y llegada, al igual que la preciosa e intensa balada rozando el A.O.R. “All Alone” en la que se lucen el vocalista Zoran Djorem y el teclista Kristofer Von Wachenfeldt, que además de mucho apellido, tiene mucho peso a lo largo de todo el disco. La vena más progresiva se hace presente en “Fragments” y sobre todo en el tema título “In Every Frozen Tear”, con potentes guitarras y buenas bases del batería Michael Sjöö y el bajista Fredrik Lager, empastando bastante bien con la voces de Zoran y Kristofer para redondear el tema más complejo del álbum junto al medio tiempo final “Truth Of Tomorrow” de comienzo acústico y relajado y crecimiento más rockero a lo largo de su desarrollo. Como podéis comprobar un trabajo difícil de encasillar, ¿power melódico progresivo?, ¿hard rock elaborado?, en cualquier caso muestran buenas intenciones y como primera piedra de toque es más que correcta e incluso brillante por momentos. Esperemos que Seven Tears pulan su creatividad y que en su próxima entrega nos ofrezcan un producto más redondo y maduro, potencial parecen tener para ello.
Mariano Palomo

LANA LANE “Red Planet Boulevard”

(Frontiers / Mastertrax)

Bastante frío me ha dejado la última entrega de la veterana y original vocalista norteamericana Lana Lane. Y es que en este “Red Planet Boulevard” la titular de la obra junto a su inseparable esposo Erik Norlander que se hace cargo una vez más de las teclas, bajo y producción, se han puesto demasiado intimistas y espesos. Y no es precisamente por exceso de sonidos progresivos ni enrevesados, más bien por una falta de brillo y de ritmo palpables en la mayoría de la docena de cortes que integran el trabajo. Y eso que la cosa comienza bastante bien con “Into The Fire”, un tema de potentes guitarras y directo estribillo, prácticamente el único reconocible de todo el disco, y que nos hacía presagiar algo bastante mejor. Con “The Frozen Sea” ya empiezan a mostrarnos lo que es la tónica habitual del redondo, aunque con algo más de brillantez gracias a las buenas incursiones del guitarrista Per Verschuren y a la buena pegada del batería Ernst Van Ee, una lástima que sólo luzcan esporádicamente ya que los temas tienen poca solidez como para destacar más. Curiosamente el corte que más me ha convencido ha sido uno de los más extensos, “Capture The Sun”, que en sus siete minutos largos muestra mayor soltura y rotundidad, con buenos cambios de ritmo y brillantes aportaciones de cada uno de los miembros de la banda. Pero a partir de la siguiente, la lenta “Jessica”, empiezan a caer en picado perdiéndose en piezas monótonas y sin apenas chispa como “Stepford, Usa”, “Lazy Summer Day” o “Save The World” en la que al menos Norlander se deja ver algo más con su teclado. Al final se arregla un poco con la más alegre “Angels And Magicians” con aires más hard rockeros, y con algunas intervenciones aisladas una vez más de Per Verschuren como en “The Sheltering Sorrow” donde se marca un precioso solo acústico que remata al final con la eléctrica, o en la que cierra y da título al CD “Red Planet Boulevard” en clave instrumental y que comienza como la inicial “Into The Fire” para ir va complicándose hasta completar sus casi ocho minutos de duración. Un cierre digno, que mejora la media de los temas centrales, pero que apenas es suficiente para alcanzar el aprobado en este disco de alguien tan experimentado como el matrimonio Lane / Norlander.

Mariano Palomo