(Limb Music / Goi Music)
Heterogéneo, impactante, enrevesado, lleno de contrastes, sólido, pesado y brillante por momentos, podrían ser algunas de las características de este “God’s Equation”, nueva entrega de los noruegos Pagan’s Mind. Una formación que en sus ya siete largos años de carrera ha sabido ganarse la atención de los exigentes seguidores del metal progresivo, y que con esta nueva obra levantan un piso más en su edificio musical. Todos y cada uno de sus componentes brillan en el complejo entramado musical de las composiciones, y seguramente el que más conocido resulte al gran público sea el contundente y agresivo guitarrista Jörn Viggo Lofstad, habitual compañero de andanzas de su tocayo Lande y al que además pudimos ver en directo mostrando sus habilidades guitarreras en la última gira del genial vocalista rubio. No quiero olvidarme del resto de la banda: un muy competente y personal vocaslita como es Nils K. Rue, un batería como Stian Kristoffersen y un bajista como Steinar Krokmo que igual te machacan con ritmos pesados y repetitivos, que muestran un gran dinamismo, y con el teclista Ronny Tegner que dota de ambientación y brillantez muchos momentos del disco. Como decía al comienzo, es este un disco de contrastes, como buen disco de metal progresivo que se precie, aunque en este caso quizá más marcados de lo habitual, ya que encontramos desde auténticos manuales de metal progresivo en el tema título “God’s Equation”, en la más experimental “Spirit Starcuiser” o en la más épica y prolongada “Osiris’ Triumphant Return” llenos de brillantez y cambios de ritmo, hasta cortes de aires industriales, modernos y saturantes por momentos como “Atomic Firelight”, “Painted Skies” o la fiera “Alien Kamikaze” en cuyo sonido seguramente habrá tenido algo que ver Stefan Glaumann (Rammstein) encargado de la mezcla del trabajo. Pasan por el termino medio más melódico y asequible de “Evolution Exceed” de gran estribillo, al igual que “United Alliance” que se convierte por su enorme calidad y melodía en mi favorita del disco. Y por si esto ya fuera poco mosaico musical, rematan la faena con una curiosa versión de “Hallo Spaceboy” de David Bowie, traída al siglo XXI con muchos sonidos electrónicos, y con dos breves piezas instrumentales como son “The Conception” y “Farewell” a modo de into e interludio respectivamente. Buen disco en general, aunque hay que trabajar el oído con calma para apreciarlo en toda su dimensión.

Mariano Palomo
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